GIPUZKOA CONSOLIDA UNA TENDENCIA A LA BAJA EN LA RECOGIDA DE RESIDUOS URBANOS
Completa cuatro años seguidos con disminuciones en su tasa de basuras La evolución decreciente se produce en un contexto de crecimiento de la población Gipuzkoa afianza una tendencia decreciente en la generación de basura, ya que durante los últimos años se consolida una progresiva reducción de los residuos urbanos originados por hogares, comercios, instalaciones públicas y pequeñas empresas. El año pasado los sistemas de recogida recolectaron un total de 318.436 toneladas de desechos de diverso tipo. La cifra es un escaso 0,5% inferior a la de 2022, pero supone consolidar una tendencia a la baja observada a partir de 2019, cuando se alcanzó la cifra récord de 330.474 toneladas, según una información publicada recientemente por El Diario Vasco. El descenso desde ese máximo es ya del 3,6%, lo que representa que el año pasado hubo que gestionar en el territorio 12.000 toneladas menos de residuos no industriales respecto a antes del Covid. Omitiendo los datos de 2020, el año más intenso de la pandemia y de los confinamientos en el que la generación de desperdicios se desplomó al reducirse la actividad hostelera y comercial, en 2021 la cantidad de restos recogidos por las mancomunidades cayó en 1.300 toneladas respecto a […]
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Completa cuatro años seguidos con disminuciones en su tasa de basuras
La evolución decreciente se produce en un contexto de crecimiento de la población
Gipuzkoa afianza una tendencia decreciente en la generación de basura, ya que durante los últimos años se consolida una progresiva reducción de los residuos urbanos originados por hogares, comercios, instalaciones públicas y pequeñas empresas. El año pasado los sistemas de recogida recolectaron un total de 318.436 toneladas de desechos de diverso tipo. La cifra es un escaso 0,5% inferior a la de 2022, pero supone consolidar una tendencia a la baja observada a partir de 2019, cuando se alcanzó la cifra récord de 330.474 toneladas, según una información publicada recientemente por El Diario Vasco.
El descenso desde ese máximo es ya del 3,6%, lo que representa que el año pasado hubo que gestionar en el territorio 12.000 toneladas menos de residuos no industriales respecto a antes del Covid. Omitiendo los datos de 2020, el año más intenso de la pandemia y de los confinamientos en el que la generación de desperdicios se desplomó al reducirse la actividad hostelera y comercial, en 2021 la cantidad de restos recogidos por las mancomunidades cayó en 1.300 toneladas respecto a 2019, en 2022 el retroceso fue de 9.300 toneladas respecto al año anterior, y en 2023, de otras 1.500 toneladas. La generación de basura encadena así tres años de caídas (obviando siempre el dato de 2020), que en términos porcentuales han sido del 0,4%, el 2,8% y el 0,5%, respectivamente.
No alcanzar en 2021 las cifras del año 2019 podría contextualizarse con el hecho de aquel año todavía persistía la crisis sanitaria derivada del Covid y por el mantenimiento de restricciones a la actividad y la movilidad. En notro orden de cosas, el descenso más intenso que se produjo en 2022 puede explicarse por el retraimiento del consumo que se constató aquel año como consecuencia de la crisis de inflación, que trajo un aumento de precios desaforado que obligó a las familias a moderar sus compras y hábitos de ocio, e impactó igualmente en la actividad ordinaria de las empresas, que también controlaron con más celo sus stocks.
Aunque el aumento del coste de la vida ha sido creciente y el aumento registrado en 2022 se mantuvo, la actividad y el consumo se recuperaron el año pasado, por lo que la nueva caída en el volumen de basuras experimentada en 2023 es la que permite constatar que la senda bajista puede que no obedezca a circunstancias coyunturales, sino que refleje un cambio de tendencia cuyas razones están por determinar.
El registro de una menor generación de residuos se produce además en un contexto de récord de población en el territorio de Gipuzkoa, por lo que cabe descartar la hipótesis de que se genere menos basura porque existen menos habitantes. Todo lo contrario. Menos basura total con más población trae como consecuencia evidente que baja la media de lo que genera cada habitante al año.
Si en 2019 cada guipuzcoano originaba como promedio 446 kilos de desperdicios, en 2021 la cifra bajó a 443, en 2022 a 431, y el año pasado a 427. Una cifra que se aproxima a la de 2020, cuando en plena pandemia cada habitante del territorio produjo 423 kilos de desperdicios.
RECOGIDA SELECTIVA DEL 57%
Del total de basura urbana que se genera en Gipuzkoa, más de la mitad (el 57%) se recoge de forma selectiva en los diferentes contenedores de colores y otros sistemas de recuperación (aceite usado, pilas, cápsulas de café…). El otro 43% es la llamada fracción resto, la basura general mezclada y no separada por tipo de residuo que se lleva a la incineradora de Zubieta para ser quemada y generar en ese proceso electricidad como para atender las necesidades energéticas de 45.000 hogares.
De esta fracción resto, a las puertas de la incineradora todavía se logra recuperar una parte de materiales reciclables incorrectamente depositados junto a la basura no clasificable. Esta porción representa en torno al 2,5%3% del total de los residuos del territorio. Esto se produce en la llamada planta de tratamiento mecánico-biológico, que en 2023 recuperó para reutilización o reciclaje de unas 10.000 toneladas adicionales.
Entre los residuos urbanos que se recogen de forma selectiva por la separación que hacen los ciudadanos y lo depositado incorrectamente que se rescata en Zubieta, el 60% de la basura doméstica es recuperada para poder ser reutilizada o reciclada.
Computado en kilos por persona, de los 427 kilogramos que cada ciudadano guipuzcoano deposita en la basura en un año, 183 (el 43%) es fracción resto; 75 son residuos orgánicos (17%); 54 corresponden a papel y cartón (13%); 35 a vidrio (8%); y 34 (8%) a envases ligeros. En cantidades muy inferiores también se recuperan productos voluminosos (7 kilos por persona y año, el 1,6% del total); textil (4 kilos, el 1%), aceite de cocina (0,57 kilos); cápsulas de café (0,13) y pilas (0,1).
Baja el reciclaje Con ese 57% de recogida selectiva, Gipuzkoa se sitúa a la cabeza de España en esta cuestión, pero del mismo modo que tras la pandemia se genera menos desperdicio, también está bajando la proporción de restos que se entregan de forma separada y se destinan a reciclaje.
Las millonarias inversiones realizadas en los últimos años en infraestructuras de gestión de la basura, han permitido a Gipuzkoa dar un salto enorme en este ámbito. Hace diez años se separaba en origen el 43,7% de los residuos, por lo que en apenas una década se ha producido un aumento de más de 13 puntos hasta el 57,1% actual. Pero ello no esconde que esta cifra es inferior al 58% que se logró en 2021 y que constituye el máximo hasta la fecha, y al 57,4% de 2022. Es decir, la tasa de recogida selectiva ha caído dos años consecutivos.
En el caso de la fracción resto, se incinera en la planta de valorización energética de Zubieta para, entre otras finalidades, generar electricidad con la energía utilizada para la cremación. Fruto de esa cremación, además, se generan escorias que se transforman en áridos que posteriormente son utilizados como base para la fabricación de cemento para la construcción, entre otras utilidades.
La parte de recogida selectiva se destina a reciclaje, mayoritariamente. Por tipo de producto, la tasa de reciclaje más alta corresponde al vidrio, con un 86,85%. Le siguen el papel y cartón con un 76,32%, los envases (73,34%), y el biorresiduo (61,05%). De este modo, la tasa de reciclaje total, considerando la fracción resto, es del 53,94%, próximo al 55% marcado como objetivo por la Unión Europea para 2025.
Una cifra que sitúa a Gipuzkoa a la cabeza de España pero que también revela un cierto estancamiento en este ámbito. De la misma manera que se ha reducido la producción de basura, también ha bajado la proporción de restos que se depositan en sus correspondientes contenedores, Y si se entrega de forma separada menos cantidad de basura, la consecuencia directa es que llegue menos a las plantas de reciclaje.
Así lo corroboran los datos. Si en 2021 la tasa de reciclaje de Gipuzkoa era del 55,32%, en 2022 cayó al 54,39% y en 2023 volvió a retroceder hasta el mencionado 53,94%. Ello supone que el territorio, que se había adelantado casi un lustro al objetivo europeo del 55% para 2025, está en estos momentos en la antesala de lograrlo pero sin conseguirlo.
DISPARIDAD POR MANCOMUNIDADES
El análisis por mancomunidades revela situaciones dispares. Mientras en Sasieta (Goierri y Alto Urola) la tasa de recogida selectiva alcanza el 76,13%, en San Markos (Donostialdea y Oarsoaldea) se queda en el 49,60%, siendo la única que no llega al 50%. Porcentaje que justo se alcanza en Txingudi (Bidasoa) con el 50,96% y Bajo Deba (51,31%). El resto, ordenadas de mayor a menor, presentan tasas de recogida selectiva que son del 71,41% en Alto Deba; 68,91% en Tolosaldea; 67,22% en Urola Medio; y 64,78% en Urola Kosta.
Respecto a 2022, de las ocho mancomunidades de Gipuzkoa, cuatro mejoraron el año pasado (Urola Medio un 0,34%; San Markos y Txingudi un 0,15% y Sasieta un 0,09%) y otras cuatro empeoraron (Tolosaldea un 0,17%; Urola Kosta un -0,80%; Bajo Deba un -0,97%; y Alto Deba un -2,17%).
La directora de Transición Ecológica de la Diputación Foral de Gipuzkoa, Mónica Pedreira, admite que se aprecia cierto ‘estancamiento’ en las cifras, que atribuye al hecho de que Gipuzkoa «lleva años con tasas muy elevadas, como referencia en el conjunto del Estado, y llega un punto en el que es difícil crecer más». No obstante, asegura que «es preciso seguir trabajando de forma perseverante con las diferentes mancomunidades» responsables de los servicios de recogida para «seguir mejorando».
Anticipa asimismo que la Diputación se propone dar a partir de 2025 «más pasos en las áreas de prevención y reutilización», en el marco de las nuevas directrices europeas que tratan fomentar la reutilización de los residuos.
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